Un cóctel demasiado seco!

gin baja Eran las siete menos dos minutos y el barman ya estaba enfriando la copa de cóctel con agua fría y dos cubitos de hielo. Sobre la barra descansaba una botella de Plymouth gin y en el especiero servidor vermú Noilly Prat, ambos esperando su momento. El reloj dio las siete en punto y él apareció por la puerta acompañado de sus dos leales guardaespaldas. Don Vito tomó sitio en la barra donde Ambrosino le saludo con una de sus desinteresadas sonrisas: -Ambrosio:¿ lo de siempre Don Vito? -DV:por supuesto mi fiel Ambrosino, pero hoy lo quiero seco, muy seco -Ambrosino: (mientras asentía con la cabeza) me he tomado la libertad de enfriar su copa con dos hielos como a usted le gusta. -DV:con un aire entre condescendiente y cariñoso Don Vito introdujo un billete de 50€ en el bolsillo superior de la chaquetilla del barman, al tiempo que sus regordetes dedos estrujaban su carrillera. ¡Qué sería de mi sin ti! -Ambrosino: ¡y de mi sin usted!, al tiempo que palpaba el billete de la chaquetilla, Don Vito Mille grazie!   A continuación, en un ágil e indescriptible ajetreo de manos Ambrosino asió el vaso mezclador lleno de hielos, lo escurrió e insinuó un ligerísimo trazo en el aire con el especiero servidor al tiempo que tres gotas de vermú caían en él. Luego agarró la botella de Plymouth y dejo caer el líquido elemento a profusión. En un frenesí diabólico Ambrosino batía los  hielos con una larga cuchara coronada con el símbolo del local, El Savoy. Inmediatamente después escurría su contenido en la copa de cóctel ya liberada de hielos, y pasaba al ritual de la angostura y la aceituna con hueso. Después con gesto sumiso, casi devoto ofrecía el cóctel a Don Vito bajo la atenta mirada de sus dos gorilas, mientras esperaba el veredicto. Don Vito dio un trago largó mientras adelgazaba sus mejillas al palpar en su paladar el Dry Martini. Una sonrisa y gesto de asentimiento bastaron para que Ambrosino volviese a respirar ruborizado, al tiempo que Don Vito exclamaba: buono, molto buono. Eran las siete menos dos minutos y el barman ya estaba enfriando la copa de cóctel con agua fría y dos cubitos de hielo. Sobre la barra descansaba una botella de Plymouth gin y en el especiero servidor vermú Noilly Prat, ambos esperando su momento. El reloj dio las siete en punto y él apareció por la puerta acompañado de sus dos leales guardaespaldas. Don Vito tomó sitio en la barra donde le saludo un solícito camarero: -Permítame que me presente Don Vito, soy Beretta, compañero de Ambrosino que hoy no ha podido venir. Con cierta suspicacia Don Vito preguntó a Beretta: -¿Qué Le ocurre a mi barman? -Un resfriado lo tiene cama desde ayer por la noche. Pero no se preocupe ya me ha dicho cómo le tengo que preparar su Dry Martini y ya tengo la copa a enfriar con dos hielos… -No se le olvide unmm… Beretta (mientras buscaba el nombre del camarero en la chaquetilla del barman) lo quiero seco, extraordinariamente seco. A los dos minutos Don Vito tenía su cóctel recién hecho en la barra al tiempo que el camarero se agachaba bajo el mostrador y una estrepitosa ráfaga de ametralladora le dejaba a él y sus guardaespaldas secos… Totalmente secos.