Epicuro y el alma de los cigarros

La gnoseología de Epicuro en sus cartas a Herodoto opera de la siguiente manera:

El universo consta exclusivamente de cuerpos (que son ser) y del vacío (el no ser), resultante de aquí  la idea, alma y dioses es algo, este algo debe ser necesariamente el cuerpo, puesto que de no ser cuerpo, serán el vacío, que es igual que decir un no ser, y es claro que el no ser no existe.

Por este lado comprobamos que un cuerpo por sí solo no tiene sensibilidad. Hay que convenir, pues, en que si el cuerpo siente y esta función no se la debemos a sí mismo se la debe a otro. Y este otro es lo que llamamos alma.

El alma, pues, existe y es un cuerpo. ¿Qué clase de cuerpo? Dado que el alma es el agente de las sensaciones y dado que el cuerpo por sí carece de sensación, resulta que es el alma quien faculta al cuerpo la sensación.

En cuerpo y alma, mezcal Amores y cigarro Quai D’Orsay

Gracias a este sesudo razonamiento podemos decir que para disfrutar de un cigarro, Quai D’Orsay, (cepo 54, vitola Edmundo Grueso) necesitamos alma para poder describir todas las sensaciones que experimentamos a continuación desde el jardín de Epicuro.

  • Marca: Quai D’Orsay
  • Vitola: Edmundo grueso
  • Cepo: 54
  • Color: Carmelita claro
  • Torcido: impecable, bien equilibrado, tiro perfecto
  • Sabor: Tabaco cubano muy fino, bouquet a melaza y notas de cedro. Último tercio más robusto con recuerdos a cuero y tierra.
  • Comentario: Un cigarro digno de Epicuro, fácil de fumar (cepo 54), muy equilibardo, suave y placentero. En definitiva ideal para fumárselo en nuestro particular Jardín.