El dandismo de fumar un Lusitania

Como nos comenta  Albert Camus en El Hombre Rebelde, “El Romanticismo desafía en primer lugar a la ley moral y divina. Esta es la razón por la que su imagen más original no es, primero, la del revolucionario, sino, lógicamente, la del Dandi”.

Mucho más que el culto al individuo, el Romanticismo inaugura el culto al personaje. Y en este personaje es donde el dandi crea su propia esencia por medios estéticos. Pero es una estética de la sigularidad y la negación “vivir y morir delante del espejo”, tal es la divisa del dandi.

El dandi se expresa en la literatura de la condenación, la condenación de fumar un Lusitania.

El dandi se forja por la fuerza misma del rechazo. Disipado en tanto que persona privada, será coherente en tanto que personaje. Pero un personaje supone un público, el dandi no puede ponerse más que oponiéndose. No puede asegurar su existencia más que hallándola en el rostro de los demás.

Los demás serán el espejo, y en ese espejo su figura se verá dimensionada por el largo perfil de un prominente de Partagás, un Lusitania. Convirtiendo de esta manera a la persona en personaje, que bocanada tras bocanada nos traslada a un mundo de rebeldía y placer.

La rebeldía de fumarse un Lusitania guarda estrecha relación con el dandismo

 

Marca: Partagás
Vitola: Lusitania. Prominente
Cepo: 49
Color: Carmelita natural
Torcido: impecable, bien equilibrado, tiro perfecto
Sabor: Tabaco cubano con recuerdos a cuero y tierra sobre un fondo de especias antillanas.
Comentario: Un cigarro digno de su personaje: el dandi. Para disfrutarlo con la misma elegancia con que el dandi pasea con un sombrero de copa y su bastón, exhalando volutas de puro humo durante los 90 minutos que dura su fumada.