RnA.26/XII/13 Todavía recuerdo aquella mirada, verde eléctrica (con tarifa antigua, eso sí), llena de pasión, ardiente y hechizante. Al otro lado del teléfono Frank, tarareando My way. A este lado de la línea, el animal más bello del mundo, envuelto en lencería fina, ese puro humo que sólo un buen habano es capaz de destilar. ¿Y yo? Aquí, aquí en medio entre oriente y occidente, entre el bien y el mal, entre la realidad y la ficción. Tratando de encontrar mi propio camino entre una “Fines de Claire” y un cigarro de Vuelta Abajo.